La vida es buena precisamente porque no tiene sentido, lo que permite a cada uno otorgarle su propio significado. Vivir es buscar la felicidad, como un espejismo, en medio de un desierto. Luego, en una tierra yerta, florecen las flores de la esperanza.
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La vida es buena precisamente porque no tiene sentido, lo que permite a cada uno otorgarle su propio significado. Vivir es buscar la felicidad, como un espejismo, en medio de un desierto. Luego, en una tierra yerta, florecen las flores de la esperanza.